El Mundo, Martes 15 de Marzo de 2005
EL BRAGUETAZO
MARÍA JOSÉ FERRER DE SAN-SEGUNDO
El Presidente del Consejo de Estado, ha desvelado que la distinción nacionalidad-comunidad nacional, no es mera cuestión semántica como había afirmado Zapatero. Según Rubio Llorente, el nuevo término integra políticamente varias Comunidades Autónomas incluso de Estados distintos, y atiende a razones de identidad cultural, lo que, por cierto, pone de manifiesto que el debate lingüístico tiene dimensión política y no solo filológica.
Quien nos conoce, sabe que nuestra identidad procede de la superposición de diversas culturas, siendo propia y distinta a cualquiera otra. Además, la lengua no determina por sí la integración política en una comunidad nacional, como lo prueba que Buenos Aires y Murcia no formen parte de la misma, o que en Suiza se hable alemán, italiano y francés. Sin olvidar que aquí no tenemos un solo idioma, sino dos. La tesis de la anexión territorial por la lengua es expresión del más viejo colonialismo, impropio de una reforma constitucional del siglo XXI que no tiene por qué retomar al momento pretérito que algún iluminado decida, ahora que hemos conseguido autonomía. Porque, si Aragón formó parte del Reino de Navarra, que también comprendía los territorios vascos -no al revés-, antes de constituir su propia Corona, hablándose durante siglos el navarroaragonés que aún encontramos en el Somontano y Pirineos, ¿podrá, por alquimia constitucional, incluirse a la vez en las comunidades vasca y catalana?
Rubio Llorente no es un opinante cualquiera: preside el Consejo que ha de diseñar la reforma constitucional. Es impensable, o imperdonable, que no haya medido el alcance de sus palabras, que abren una vía federativa tan alejada del consenso que ni los nacionalistas habían planteado, al memos para esta vez. Y si no ha medido, su inhabilidad para la función encomendada es notoria, sin que lo resuelva una rectificación a medio gas. La propuesta está lanzada: las comunidades, a anexionarse todo lo que puedan por algún título histórico-cultural, más o menos remoto. El resto, será España.
Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona, consiguió unirse a los territorios aragoneses por matrimonio con Petronila, hija del Rey de Aragón Ramiro II el Monje, y a partir de ahí, sus sucesores fueron simultáneamente reyes de Aragón y condes de Barcelona. Si la Comunidad catalana acaba incluyendo la valenciana, y acaso también Aragón como posible cuarto territorio a integrar, habrá que decir que el conde dio, visto lo visto, uno de los mayores braguetazos de la historia peninsular.
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