El Mundo, Viernes 8 de Junio de 2007
DESPUÉS DEL RECUENTO
MARÍA JOSÉ FERRER DE SAN-SEGUNDO
Tras el recuento se ha hablado de sorpresa. Pero en realidad, los datos finales se parecen mucho a los del Conseller Blasco y el CIS. La sorpresa no ha sido la mayoría absoulta del PP, solo cuestionada por algun sondeo poco verosímil, sino como lo ha conseguido y, sobre todo, dónde, conquistando hasta baluartes socialistas históricos.
Esta Comunidad ha dejado claro que no quiere aventuras, ambigüedades, catastrofismo, ni la política jugada a la contra. Y, además, ha querido dar por zanjada la guerra identitaria, remitiendo al marco estatutario, y castigando tanto a Coalición Valenciana como al Compromís. El apoyo a las candidaturas populares, extendido por barrios y municipios muy distintos, pone de manifiesto que la izquierda se equivoca cuando identifica al PP con al extrema derecha: no lo pueden ser más del 52% de los votantes.
Parecía qu estos resultados serían un revulsivo para la autocrítica socialista. Pero las manifestaciones, atribuyéndolos a una sociedad “adormecida”, “acomodada”, “desinformada” y “manipulada por la propaganda simplista del PP”, dan pocas esperanzas, y suponen, además, un claro menosprecio a los votantes. Por no hablar de Blanco, insistiendo que el PSOE no va a pactar “ni con el PP no con ANV”, la otra Batasuna de la que, como todos preveíamos, Otegi ya se ha hecho visible portavoz, computándola como voto propio. también ETA ha esperado al escrutinio para decretar el fin del alto el fuego, que realmente ya liquidó en la T4. Eso sí, una vez rearmada, además de aprovisionada con la información y financiación que le proproicionarán los más de 400 concejales obtenidos con su presencia consentida en las urnas.
Después del recuento, los socialistas valencianos, especialmente Pla que es difícil que resista el efecto “Simancas”, habrían de revisar conceptos. Analizar dónde yerran. Reformular liderazgos. Exigir sin complejos al gobierno Zapatero que cambie la actitud con esta Comunidad que, a la vista está, se siente deficientemente tratada, y el Presiendete de los gestos no hace nada eficaz por desmentirlo. El mensaje ha sido contundente y, se lea como se lea, ya explicaban los romanos, “in claris non fit interpretatio”.
Por su parte, el PP debería administrar el resultado serenamente, interiorizando que se trata de un respaldo con plazo de revisión a cuatro años. Sin prepotencia. Escuchando, también a quienes han optado distinto. Reflexionando sobre la abstención. Trabajando con un proyecto colectivo. Y, como dijo alguien, huyendo de los elogios, pero tratando de merecerlos.
Artículo original
