El Mundo, Viernes 8 de Julio de 2005
Aterriza como puedas
MARÍA JOSÉ FERRER DE SAN-SEGUNDO
Trasladarse en avión, especialmente en temporada vacacional, es aventurarse a un sinfín de problemas. Un trayecto como Valencia-Madrid (o viceversa), no resulta tan fácil como haría suponer su corta distancia, que tampoco justifica el precio del billete: puede costar 5 veces más que llevarnos a Londres, que ha pasado en un solo día de capital gloriosa del 2012 al escenario de la tragedia criminal.
No pretendemos, desde luego, exponer aquí el <<Manual de todo lo que puede ocurrir viajando en avión>>, aunque pronto hayan de tomar alguno, teniendo en cuenta que para muchos vuelos internacionales se ha de pasar por Madrid o Barcelona, al resistirse el gobierno a dar a nuestros aeropuertos la posición que merecerían por su capacidad de tránsitos. Pero tengan claro que pueden ustedes ser ubicados en aparato en el que no funcione el aire acondicionado en pleno mes de julio, o encerrados en el autobús largo tiempo a pie de avión, devolviéndolos a la terminal sin más explicación que una vaga referencia a <<causas operativas>>, en clara manifestación de inoperancia.
De modo que llegarán a su destino <<regional>> más de tres horas después de lo previsto, superando largas colas con el equipaje, ropa, agua o periódicos a cuestas, y tras esperar con impotencia porque no hay ya medio sustitutivo al haberse optado por el aparentemente más rápido. Eso si es que tiene sentido llegar una vez producida la reunión, acontecimiento, o conexión aérea proyectada.
Cuando se cree uno, por fin, descansando en el avión, sin recibir prensa ni disculpas, el asiento inmediatamente anterior, instalado muy cerca para optimizar espacio, es colocado en posición de <<hamaca total>>, desplegando el pasajero su cabellera vikinga a escasos centímetros de nuestros atónitos (y cansados) ojos.
Y es entonces cuando agotados, fuera de tiempo, y confiando como Borges que el cielo por el que hemos de velar exista aunque nuestro lugar parezca ser el infierno, comenzamos a escribir una columna (esta), por si de algo sirve. Volvemos a echar de menos el AVE, que no llega ni se fecha. Pensamos que quizá sea por la dificultad de las comunicaciones con Madrid, que el presidente Zapatero no nos visita. Y nos tememos que no debe ser ésa la razón, porque seguramente él no viaja en tren, ni hace largas colas, ni espera varias horas en la terminal de pasajeros para coger un vuelo más que <<regular>>.